Add parallel Print Page Options

¿Quién no te temerá, oh Señor? ¿Quién no glorificará tu nombre?

Porque sólo Tú eres santo.

Las naciones vendrán y te adorarán, porque tus obras de justicia ya se han manifestado».

Entonces miré y vi que el templo, el tabernáculo del testimonio, que está en el cielo, quedó abierto de par en par. Los siete ángeles que tenían la tarea de esparcir las siete plagas salieron del templo vestidos de lino blanco resplandeciente y con el pecho ceñido con cintos de oro.

Read full chapter